La mano del Emperador

November 15, 2022

"No se debe considerar el destino de un solo hombre, ni el de diez, ni el de cien, ni el de mil. Miles de millones vivirán o morirán a consecuencia de nuestros actos, y no podemos permitirnos el lujo de llevar la cuenta". Inquisidor Kryptman

La mano del Emperador

Por terribles que sean las numerosas amenazas a la humanidad, el Imperium no es una presa fácil, ni mucho menos. Las flotas del Emperador cuentan con armamento capaz de arrasar mundos enteros y los ejércitos del Imperium son innumerables, todos ellos con fe inquebrantable en su señor. Junto a ellos viajan gigantescas máquinas de guerra que atraviesan los campos de batalla como dioses de metal y asesinos de ropajes negros que se infiltran entre las filas enemigas modificando su cuerpo para asemejarlo al de sus objetivos. Estos guerreros y muchos más dedican sus vidas a diario para detener la marea eterna de insurrecciones, invasiones e incursiones, pero ciertos siervos del Emperador despiertan el terror por encima de todos los demás.

Son los Inquisidores, los agentes de la Inquisición. Responden únicamente ante el Emperador, y la Inquisición no debe lealtad a nadie, ni en el Adeptus Terra ni fuera del mismo. Actúa en nombre del Emperador y su origen está envuelto en la niebla de la calamitosa era de la Herejía de Horus y sus consecuencias. Cada Inquisidor posee los medios, la voluntad y la autoridad de enfrentarse a cualquier amenaza a la humanidad, sea interna, externa o del más allá. Sus capacidades incluyen ordenar la incineración de un planeta para evitar que su herejía se extienda al resto de su sector y tomar el mando de todo un ejército para enfrentarse a un enemigo al que solo la Inquisición sepa derrotar. Son los únicos que conocen la verdad sobre los enemigos de la humanidad y cuentan con la voluntad para resistir y rechazarlos, sin importar los medios o los costes. Todos ellos saben que lo único peor que lo que se ven obligados a hacer para proteger a la humanidad es lo que ocurriría si no actuaran.

Cada Inquisidor es único, pues para recibir la bendición de una voluntad capaz de soportar su carga es necesario vivir apartado del populacho. Algunos son ideólogos grandilocuentes, mientras que otros actúan en silencio desde las sombras. Algunos son guerreros sin par, mientras que otros son manipuladores expertos que libran guerras encubiertas. Algunos poseen el don psíquico, mientras que otros aborrecen a los brujos y les dan caza dondequiera que se escondan.

Los Inquisidores suelen solicitar ayuda de otras personas en el desempeño de sus funciones. La mayoría de estos agentes posee habilidades especializadas de las que el Inquisidor carece o no puede revelar en sus circunstancias actuales, aunque todos son prescindibles, lo sepan o no, al igual que el propio Inquisidor en su servicio al Emperador. Cada Inquisidor lucha por la humanidad a su manera, con su propia filosofía para combatir a lo que considera el peor de los enemigos. Hay distintas corrientes de pensamiento entre ellos en lo que a tácticas y amenazas respecta. Se conocen como Ordos, y los tres más grandes se centran en combatir una de las mayores amenazas a la humanidad: las llamas del Ordo Haereticus devoran al enemigo interno, el puño del Ordo Xenos aplasta al enemigo externo y el martillo del Ordo Malleus expulsa al enemigo del más allá. Todos los Inquisidores forman parte de un Ordo. En algunos sectores, se reúnen en fortalezas impenetrables para hacer proclamaciones y entrenar a sus sucesores, mientras que, en otros, los Ordos se limitan a redes de información y recursos compartidos. La forma en la que cada Inquisidor sirve a su Ordo es tan única como él, al igual que su manera de honrar o impugnar los actos de otros miembros.

El Ordo Haereticus

"No hay lugar para la flaqueza ni la duda. Solo la acción firme y la fe determinada asegurarán la supervivencia de la humanidad. Ningún sacrificio es demasiado grande. Ninguna traición es demasiado pequeña".

Liber Doctrina Ordo Haereticus

Conocidos y temidos como cazadores de brujas, los Inquisidores del Ordo Haereticus se centran principalmente en acabar con los enemigos internos en todas sus formas. Algunos son instigadores que lideran a las masas en brutales matanzas contra las poblaciones de mutantes y otros son maestros del dogma que dan caza a los enemigos del Emperador no en los caminos de las ciudades colmena, sino en las páginas de textos, diatribas y epístolas. Los Inquisidores del Ordo Haereticus persiguen a los enemigos de la humanidad en su seno, descubriendo traiciones, mutaciones y brujería dondequiera que aparezca. Se abalanzan sobre divisiones enteras del Adeptus Terra en busca de un solo escriba que oculta su mutación bajo la túnica manchada de tinta. Ejecutan a los generales más veteranos por no eliminar a un posible psíquico entre sus soldados. Envían a cardenales de la Eclesiarquía a la hoguera por permitir la aparición de cultos posiblemente heréticos bajo su supervisión, que profanan el Credo imperial para adorar a los Dioses Oscuros.

Algunos miembros del Ordo Haereticus no toleran la existencia de los psíquicos y solo buscan arrojarlos a las llamas de su propia condenación. Otros cazadores de brujas están benditos con esos poderes y los dirigen contra sus enemigos, convencidos de que honrar los actos del mismísimo Emperador, fuente de todo poder y el psíquico más grande que ha visto la galaxia. Estos puntos de vista diametralmente opuestos conducen al conflicto entre Inquisidores, y se han librado guerras con millones de víctimas para solventar estas rivalidades en el seno del Ordo.

Los cazadores de brujas más poderosos, temidos y eficaces son aquellos capaces de arrancar las herejías secretas e internas de las voluntades más férreas. Algunos utilizan las artes psíquicas para sacar a relucir la culpabilidad de los recovecos ocultos de la mente, dejando atrás tan solo una masa sangrienta; otros dominan las innumerables formas de hacer que una persona se incrimine a sí misma. Muchos cazadores de bruja también son duchos en la infame práctica de la tortura, y pueden utilizarla para obtener una confesión de los súbditos más resistentes. Allá donde haya un enemigo oculto, las llamas del Ordo Haereticus están listas para purgarlo.

El Ordo Xenos

"Quien permite vivir a los alienígenas comparte el crimen de su existencia".

Inquisidor Apollyon, Ordo Xenos

Los cazadores de alienígenas del Ordo Xenos y sus sirvientes centran su atención en acabar con las amenazas al dominio galáctico de la humanidad. Son expertos en dar caza a las especies inhumanas y en detectarlas cuando pretenden infestar el Imperium. Estudian el avance de los imperios xenos a través de las estrellas y reúnen a los ejércitos humanos para rechazarlos. Asaltan tumbas construidas antes de que la humanidad evolucionara siquiera en busca de enemigos dormidos para eliminarlos antes de que despierten. Buscan la corrupción de los xenos en niveles que el resto de hombres ni siquiera pueden percibir, como el genético y el psíquico, pues los alienígenas tienen un sinfín de medios para atacar, esclavizar y someter a la humanidad.

El Ordo Xenos mantiene una vigilia permanente ante invasiones o incursiones xenos en todos los cuadrantes e incluso fuera de la galaxia. Algunas razas duermen bajo las ciudades humanas, esperando una señal codificada o un augurio para alzarse y retomar su mundo natal. Otros acechan en las profundidades de planetas colonizados hace mucho por el Imperium, limitándose a atacar ocasionalmente a los intrusos. Algunos ocupan mundos aparentemente desprovistos de vida reconocible, y unos pocos existen en otras dimensiones, alimentándose y multiplicándose antes de desvanecerse, dejando tan solo cadáveres profanados a su paso. Los alienígenas suponen también una amenaza con su mera existencia inhumana, que corrompe a los hombres con filosofías y mecanismos perversos.

Hay una variedad infinita de xenos, y todos ellos son una abominación y una amenaza al legítimo reinado de la humanidad sobre la galaxia. No puede haber descanso frente a esta amenaza, ni tampoco negociaciones ni paz con los inhumanos. Allá donde haya alienígenas, caerán los puños del Ordo Xenos con todo el peso de la fuerza justa de la humanidad para asegurar que no sobrevive ninguno.

 

El Ordo Malleus

"Los daemónicos son innumerables, y sus legiones cubren toda la galaxia, pero la fe es incansable. Aunque nos lleve la eternidad, el Ordo Malleus encontrará y exterminará a cada uno de ellos".

Lord Hephaestos Grudd

La misión del Ordo Malleus es buscar y eliminar a los daemons. Protegen contra las personas que pretenden obtener poder a través de la disformidad y rechazan a las fuerzas de la disformidad cuando intentan invadir desde el Reino del Caos. La mayoría de la gente no es consciente de la aterradora verdad de la existencia de la disformidad, y nunca descubre que es necesario atravesar esos dominios infernales para viajar a otras estrellas. Los predicadores de las iglesias colmena advierten sobre las consecuencias de los actos malvados y reprenden a aquellos dispuestos a pactar con los poderes oscuros sin comprender el horror que supone. Los misionarios en transportes para peregrinos ruegan a sus compañeros que realicen sus plegarias durante el viaje interestelar para garantizar su seguridad, pero no saben que hay criaturas fuera de la nave observando con hambre sus almas. El Ordo Malleus conoce estas verdades y muchas otras, pues se dedican a la caza de daemons y son conscientes de las amenazas de la disformidad y cómo combatirlas.

Pertenecer al Ordo Malleus significa soportar el conocimiento que socava la mente y fractura el alma de los tomos malditos de quienes adoran o utilizan el poder impío de la disformidad. Significa enfrentarse a seres que hacen sangrar con agonía al mismo tejido de la realidad por la afrenta que suponen a la naturaleza. Tienen que enfrentar su carne mortal contra el inmaterio, contra emociones puras convertidas en pesadillas que caminan por una tierra atormentada. La luz misma se rasga ante los daemons, y sus formas quedan grabadas a fuego como cicatrices en las retinas a través de los párpados cerrados. Para aquellos sin protección contra la corrupción de la disformidad, leer el nombre secreto de un daemon es seccionar el delgado velo de la realidad e invocar a la terrible criatura a la realidad, una necedad que solo resulta en la muerte inmediata del ignorante y la condenación subsiguiente de su alma. Aun así, los cazadores de daemons hacen esto y más, pero, de no ser por su lucha, los Poderes Ruinosos conquistarían a la humanidad y se alimentarían de sus almas por toda la eternidad.

Los cazadores de daemons libran una guerra imposible con un riesgo terrible. Un solo psíquico recién despertado podría desatar a los enemigos del Ordo Malleus en un momento de debilidad, acabando con poblaciones enteras. Un culto podría abrir un portal con un manuscrito perdido durante siglos para permitir el paso a las criaturas en una oleada de mugre corrupta y envenenar a un mundo por completo. El martillo del Ordo Malleus está alzado contra estas amenazas y muchas otras, preparado para enviar a los daemons de vuelta a su pérfido reino.

La Inquisición y los Comerciantes Independientes

"Era imposible comprar su lealtad a ningún precio, pero se podía alquilar por un coste muy bajo".

Inquisidor Allendyne, tras la ejecución del Comerciante Independiente Parnis Vermode por traficar con artefactos xenos prohibidos

La mayor parte del tiempo, la Inquisición y los Comerciantes Independientes no tienen relación, ya que ambas instituciones tienen que atender a sus respectivas responsabilidades y tareas.
No siempre es así. En ocasiones, un Inquisidor puede solicitar la asistencia de un Comerciante Independiente con la mala fortuna de encontrarse cerca de él.
Algunos miembros de la Inquisición pueden conseguir su propia Patente de Comercio. El motivo más probable para esta situación es una maniobra política interna de la propia Inquisición, posiblemente ofreciendo la Patente a un Inquisidor como alternativa a un final mucho menos favorable.

Aun así, muchos miembros de la Inquisición apenas necesitan motivos para señalar a un Comerciante Independiente como hereje, ya que muchas casas nobles renegadas fueron perseguidas por el Ordo Haereticus.

Así pues, mientras el interrogador de los Santos Ordos sube a bordo de nuestra nave del vacío, debemos hacer la pregunta más importante, Lord Capitán.
¿Cómo será tu relación con la Inquisición?

 

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