Ulfar: La larga noche de la cacería
Los enemigos del Imperium son innumerables y espantosos, pero entre sus defensores se cuentan aquellos que no conocen el miedo. Aquellos de cuyas almas se ha extirpado la propia capacidad de sentir pánico gracias a la sagrada semilla genética, un sofisticado entrenamiento hipnótico, rigurosas pruebas y una devoción inquebrantable hacia el Dios Emperador. Protegidos con ceramita y adamantio y equipados con las mejores armas de la Humanidad, marchan con orgullo en sus enormes cuerpos mejorados genéticamente, impulsados por la sangre del mismísimo Emperador. Los Marines Espaciales mantienen su vigilia.
La cultura, costumbres y apariencias de los Marines Espaciales varían en cada Capítulo. Algunas hermandades cuentan con pocos miembros y menos fama, mientras que otras tienen legiones y su historia se remonta a la Gran Cruzada. Aun así, pocas pueden competir en gloria con los Lobos Espaciales, los hijos iracundos y orgullosos de Leman Russ, los cazadores sanguinarios del mundo letal Fenris. Al igual que sus ancestros navegaban en drekkar para dar caza a krakens y dragones marinos en el Mar del Mundo, hoy embarcan hacia el mar de Estrellas para combatir a los viles y blasfemos enemigos del Padre de todas las cosas.
El furioso Ulfar comenzó la senda de la cacería hace muchas décadas, y, desde entonces, le sigue un inevitable rastro de sangre. Con un aullido triunfal, se arroja con brutalidad a cada batalla sin un atisbo de miedo, pues quien sabe que sus devotos hermanos cantarán eternamente su saga en el Salón del Gran Lobo no puede temer a la muerte. Su temperamento violento y su juvenil ansia de fama no se han apagado tras años de campañas. Su atronadora risa inspira admiración en los corazones de los mortales, mientras que su severo rugido aterra a sus enemigos. Su memoria es tan firme como las fauces de un lobo, y recuerda la saga y las proezas de cada uno de sus hermanos de batalla.
Pero ahora sus hermanos están perdidos. Los orgullosos Lobos no han vuelto de su cacería, y se desconoce si siguen vivos o si están festejando con el Padre de todas las cosas en su Salón. Pero Ulfar lo descubrirá, pues así es él: imparable, obstinado e impulsado por su instinto. De ser necesario, recorrerá toda la Extensión de Koronus como una ventisca sangrienta, pero acabará encontrando a su jauría. ¡El vacío temblará de terror al oír su poderoso grito de guerra y devolverá al incansable Ulfar a los suyos!
¡Por el Padre de todas las cosas!