Idira Tlass: poderes de la disformidad desatados
A ojos del Imperio, los poderes psíquicos y sus usuarios son una amenaza... a menos, claro está, que se pueda contener y controlar a dichos individuos. Si se consideran lo bastante poderosos como para contener su terrible potencial, se les permite utilizarlo en beneficio de la Humanidad. Pero en la Extensión de Koronus, los psíquicos autorizados son un recurso extremadamente limitado. Las personas desesperadas en posiciones de poder suelen recurrir a los servicios de psíquicos no autorizados: herejes que han logrado sobrevivir a la manifestación de sus habilidades, ya sea por disciplina o pura suerte, y consiguen utilizar sus poderes profanos sin caer en las tentaciones de la disformidad.
Idira Tlass nació y creció en un mundo lejano, apartado de la Luz del Emperador hace siglos hasta el punto de olvidar las enseñanzas de la Eclesiarquía. Idira, con su talento increíble pero traicionero para predecir el futuro a partir de los leves susurros del vacío, era muy valiosa para los gobernantes de su planeta natal, pero abandonó esa vida para viajar entre las estrellas como parte de la comitiva de un poderoso Comerciante Independiente. Como adivina, Idira ha asistido a su Lord Capitán en más de una ocasión al discernir eventos por ocurrir y caminos por descubrir. Algo engreída por su don, compensa su falta de entrenamiento y precaución con su formidable autocontrol y talento natural.
Sin embargo, la actitud displicente de Idira y su subestimación de los poderes de la disformidad tienen un precio. A cada día que pasa, está menos segura de si las voces de su cabeza son sus propios pensamientos o los murmullos del otro lado. Antaño orgullosa y arrogante, ahora la adivina es una sombra de su antiguo yo; un alma torturada y rota acosada por los susurros de más allá del velo. No hay escapatoria de ellos, excepto su inevitable muerte y condenación eterna. Incluso aunque apareciera una mínima esperanza, lo más probable es que se tratara de otra tentación herética.