Los Ángeles de la Muerte
"Serán mis mejores guerreros, estos hombres que se entregan a mí. Como arcilla los moldearé y en el horno de la guerra los forjaré. Su voluntad será de hierro y sus nervios de acero. Con grandes armaduras los revestiré y con las más poderosas armas los armaré. No les tocarán la plaga ni la enfermedad, ningún mal les afectará. Tendrán tales tácticas, estrategias y máquinas que ningún enemigo podrá superarlos en combate. Son mi bastión contra el Terror. Son los Defensores de la Humanidad. Son mis Marines Espaciales, y no conocerán el miedo".
Los Marines Espaciales son los campeones del Imperium, la mejor fuerza de élite de la Humanidad. La maestría del combate de estos guerreros aumentados se une al mejor equipo y armamento de los que dispone el Imperium. Cada Marine Espacial lleva una servoarmadura casi impenetrable y combina excelentes capacidades de combate cuerpo a cuerpo con una precisión letal. Los ejércitos de Marines Espaciales son impresionantes, pudiendo adaptarse a cualquier enemigo y a cualquier situación. Una amplia gama de tipos de tropas y vehículos les permite lanzar ataques relámpago, ofensivas blindadas, incursiones aéreas y cualquier otra estrategia que idee un comandante.
Fue el mismísimo Emperador el que descubrió los secretos de la creación de superhombres. Mediante muchos experimentos de alquimia y manipulación genética, creó su obra maestra: los Primarcas. El material de esos seres legendarios sigue dando forma a la galaxia, ya que se ha usado una y otra vez para crear guerreros que superan los límites físicos y mentales de la raza humana. Aunque la ciencia exacta responsable de su bioingeniería se perdió hace mucho, se conserva el proceso ritual de producción del Adeptus Astartes.
Los Marines Espaciales son la élite militar del Imperium, y hay quien dice que un solo miembro del Adeptus Astartes en el campo de batalla vale tanto como un regimiento de hombres normales. El personal del Logis Strategos, una rama poco conocida del Adeptus Administratum, calculan que en cada campaña, por cada Marine Espacial abatido caen cientos o miles de enemigos. Sin embargo, el Adeptus Astartes lamenta estos intercambios porque ellos son pocos y sus enemigos son incontables. Por eso, cada Capítulo de Marines Espaciales debe reclutar nuevos guerreros constantemente para sobrevivir. Muchos de ellos han reclutado en los planetas de sus Capítulos y los mundos colindantes desde su fundación, lo que explica por qué tantos Capítulos tienen su base en mundos inhóspitos o letales: si cada día es una lucha por la supervivencia, los reclutas serán más fuertes. Cada aspirante debe ser elegido durante su juventud, antes de que la edad impida a sus cuerpos aceptar las sustancias genéticas que se les implantan. Estos materiales provienen de la semilla genética, nombre recibido por los injertos que los convierten en Marines Espaciales.
Los implantes de semilla genética son órganos que emplean los tejidos del aspirante, estimulando aptitudes naturales como el desarrollo muscular o creando nuevas aptitudes. El proceso de implantación viene acompañado por una estricta rutina de entrenamiento físico y espiritual que incluye sugestión hipnótica, meditación prolongada, pruebas psicológicas y espirituales y una iniciación gradual en los ritos y tradiciones del Capítulo. Es un proceso largo y en ocasiones letal que debe ejecutarse en el orden correcto. De este modo se altera a cada Marine Espacial para que sea más fuerte, más rápido y más resistente que cualquier humano normal, pudiendo así soportar las situaciones más rigurosas sin preocupaciones. La semilla genética es un recurso limitado, ya que es un delineante directo de la manipulación biológica que creó a los Primarcas, una herencia biológica compartida por todos los Marines Espaciales, pasados y presentes. La sangre de los Primarcas fluye por cada Marine Espacial de forma muy literal. Es el recurso más valioso de cada Capítulo: la única forma de crear más hermanos de batalla.
Guerreros del Cielo de Russ
"No se les puede atar. Los tentáculos del kraken de hielo no pueden retenerlos. Son el viento que aúlla en el bosque tembloroso. Son la nave que atraviesa la tormenta".
Entre los Marines Espaciales hay numerosos Capítulos singulares y excéntricos. Las Salamandras, ejemplares del autosacrificio para proteger a la gente. Los Templarios Negros, cuya cruzada perdura diez milenios después. Hasta los caníbales Hijos de la Malicia, que hacen frente a las fuerzas del Imperium y a las del Caos por igual.
Sin embargo, hay un Capítulo que destaca entre los demás: los Lobos Espaciales, los fieros guerreros elegidos de entre la población de Fenris.
El mundo natal de los Lobos Espaciales está dominado por climas extremos y es uno de los mundos más letales y turbulentos ocupados por la Humanidad. La mayor parte de la superficie de Fenris está cubierta de agua y sus tierras son islas dispersas en un proceloso mar. El único continente cuyo tamaño merece dicho nombre, Asaheim, se encuentra en el polo norte. El Imperium cuenta con muchos mundos letales, cuya fauna, flora o naturaleza los hace hostiles haca la vida humana. Incluso entre semejante compañía, Fenris es uno de los peores ejemplos. Es un mundo de fuego y hielo, de lobos y dragones. Es uno de los planetas más inhóspitos del universo, pero la gente de Fenris no solo sobrevive sino que medra.
Aunque Fenris es el mundo de los Lobos Espaciales, el Capítulo solo ocupa el continente isleño de Asaheim, que surge del océano polar. Es una enorme columna de granito escarpada e imponente, oculta al común de los mortales por una densa capa de nubes blancas. El resto de Fenris permanece en un estado salvaje y primitivo en el que la gente sobrevive como puede entre el hielo y el fuego. Los Lobos Espaciales vigilan atentamente a sus hermanos tribales, pero no suelen aparecer ante los clanes de guerreros. Para los fenrisianos no iniciados, los Lobos Espaciales son semidioses que descienden entre nubes de tormenta, campeones legendarios dotados de fuerza incomparable y sagrados poderes mágicos. Son guerreros míticos y Asaheim es el reino prohibido de los dioses, al que la tradición prohíbe acudir. Solo un guerrero elegido por los mismos dioses puede entrar al Colmillo, la fortaleza que corona Asaheim. Por eso los fenrisianos se han acostumbrado a que sus guerreros jóvenes más valientes desaparezcan, llevados al alto reino de Asaheim para que alcancen la gloria. Así ha sido siempre, y así será siempre.
Los Vlka Fenryka han luchado en las guerras de la Humanidad durante diez milenios con bólter, espada y colmillo, eternamente fieles al Emperador y a su Primarca, Leman Russ. Los Lobos Espaciales marchan a la guerra llevando orgullosos las marcas de las Grandes Compañías y de las manadas en las que luchan. Las tribus de su mundo los llaman los Guerreros del Cielo y destacan por su tenacidad, por su determinación y por su ansia insaciable de batalla. No se detendrán hasta acabar con todos cuantos se oponen a la voluntad del Imperium.
Los Lobos Espaciales tienen unas habilidades sobrenaturales, superiores incluso a las de los Marines Espaciales de otros Capítulos. Al ser descendientes genéticos de Russ, los hermanos de batalla tienen los agudos sentidos de los grandes depredadores. Su increíble vista y olfato les permite seguir el rastro a su presa durante una ventisca, mientras que su agudo sentido del oído les permite identificar la respiración del objetivo en medio de una batalla campal. A lo largo de su vida, sus dientes se alargan, formando colmillos capaces de mellar el plastiacero, y su piel se vuelve dura como el cuero curado. Por algún avatar del destino, un defecto conocido como Canis Helix se afianzó en el legado de la semilla genética de los Lobos Espaciales desde el principio de la historia del Capítulo y aún hoy afecta a todos los hijos de Russ. Para muchos, el defecto ocasiona una furia incontrolable durante la batalla, como si les dominara su bestia interior. Otros sufren aún más los efectos de Canis Helix y abundan las historias sobre las atroces transformaciones que aquejan a estos guerreros en combate.
Aunque los Capítulos convencionales del Adeptus Astartes tienen compañías fijas, las Grandes Compañías de los Lobos Espaciales son más flexibles. Cuando un Señor Lobo cae, otro debe surgir para liderar a sus hermanos de batalla, empleando a una figura mitológica de Fenris como símbolo. Aunque los Señores Lobo y las Grandes Compañías son muy variados, todos buscan representar las virtudes de fuerza, valor y honor que definen a su Primarca.
Cada Gran Compañía es prácticamente autónoma. Cada una está bajo el mando de un Señor Lobo, que equivale a los capitanes de otros Capítulos. Este dirige a una hermandad de guerreros guiados por sed de batalla y tiene recursos suficientes para dar caza y abatir a cualquier presa. Cada Señor Lobo tiene su guarida en el Colmillo, donde guarda poderoso equipo de guerra y armas artesanales magistrales. Tiene bajo su mando una flota de naves de guerra para surcar las estrellas, así como poderosas máquinas de guerra como tanques, vehículos antigravedad y voluminosos trajes de combate, algunos con siglos o milenios de antigüedad, cuyos espíritus máquina son tan agresivos y salvajes como entonces.
En las enormes tablas de piedra del Gran Anular, en el salón del Gran Lobo en Fenris, cada una de las Grandes Compañías está representada por el símbolo de su Señor Lobo. Los Lobos Espaciales han usado numerosos símbolos a lo largo de su historia. Algunos vienen de antiguos mitos fenrisianos, mientras que muchos otros tienen su origen en las tradiciones místicas de los propios Lobos Espaciales. Algunos, como el Lobo Espiritual, llevan milenios sin ser elegidos. El significado de cada símbolo no es solo un mito fijo, sino que absorbe las hazañas y el carácter de cada Gran Compañía, consumiendo sus sagas. Por eso algunos símbolos vuelven una y otra vez a posiciones preeminentes, mientras que otros, vinculados con héroes caídos y malos augurios, pasan a considerarse malditos, como es el caso de la Calavera Hambrienta, atada para siempre al traidor Jorghun Vor.
Guiados por su instinto guerrero y equipados con las armas más poderosas de Fenris, los Lobos Espaciales se adentran en el mar de las estrellas en busca de combate. Su Capítulo está formado por héroes guiados por su herencia tribal y sus proezas son dignas de leyenda. Cada victoria alcanzada en nombre del Imperium se convierte en otro verso de su larga y variopinta saga.
"¿Sientes cómo se erizan los pelos de tu nuca? ¿Sientes cómo se hiela tu corazón? ¿Puedes ver cómo unos inmisericordes ojos amarillos estudian cada debilidad que muestras? Eres la presa. ¿Tienes miedo?
Ante los verdugos del Emperador... deberías".
Pronto podrás conocer a un Lobo Espacial cuya saga se cruza con tu viaje. ¿Cómo terminará el encuentro? Solo el Emperador y Padre de Todo lo sabe.